Tres años largos transcurrieron entre la idea y el hecho, y por fin llegó el día de inaugurar la Escuela Museo Pedro de Mendoza, en plena Vuelta de Rocha. Y ese día me compensó con creces de todas las amarguras pasada. Fué el 19 de julio de 1936. En esa fecha la Boca estuvo de fiesta, vibró de alegría y de entusiasmo, como en sus grandes días, y yo me puse contento por haber podido darle alegría a mi barrio. La inauguración fue todo un acontecimiento, y de ello quedó constancia en las crónicas de los diarios.
Lactario Municipal (1947)
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Primero fue un arroyo que desembocaba en el Riachuelo, luego ramal de carga del Ferrocarril de La Boca clausurando el servicio en 1928. En el potrero de “La Curva” jugaban los niños. En 1954 cuando se retiran las vías y durmientes del ferrocarril se torna intransitable, y se empezó a juntar basura. Inmediatamente Arturo Carrega —propietario del almacén naval de Magallanes e Iberlucea— limpió el espacio y pone pilares para que no lo transiten vehículos. Aníbal, su hermano, pensó en ir más allá y le llevó a su gran amigo Quinquela una
propuesta.
Y le llegaría el turno al teatro. Benito Quinquela Martín le dona al Consejo Nacional de Educación el terreno para su construcción. Siguiendo la recova del Museo y con vívidos colores se integra al complejo quinqueleano. Dona al edificio ocho murales: “Saludos a la bandera”, “Procesión náutica”, “Día del Trabajo”, “Tango de la Ribera”, “Arrancando·, ·Día de fiesta”, “Crepúsculo” y “Rincón de La Boca”.