Tres años largos transcurrieron entre la idea y el hecho, y por fin llegó el día de inaugurar la Escuela Museo Pedro de Mendoza, en plena Vuelta de Rocha. Y ese día me compensó con creces de todas las amarguras pasada. Fué el 19 de julio de 1936. En esa fecha la Boca estuvo de fiesta, vibró de alegría y de entusiasmo, como en sus grandes días, y yo me puse contento por haber podido darle alegría a mi barrio. La inauguración fue todo un acontecimiento, y de ello quedó constancia en las crónicas de los diarios.
Caminito (1959)
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Entre mis amigos de “La Peña” y de la Boca se contaba también el escribano Romualdo Benincasa. Una noche, mientras nos dirigíamos de la Boca a “La Peña”, le comuniqué mi propósito de dotar a la Boca de una fundación de carácter artístico. Era una vieja idea que se me había metido en la cabeza y que no podía desechar. Y como las ideas que se fijan en la mente no hay más remedio que realizarlas, forzosamente tenía yo que realizar la mía, por un imperativo psicológico. Estudiamos el asunto y, al fin, dimos con la fórmula. La fundación consistiría en un museo con estudios para artistas y un restaurante para el público.
Si bien los beneficiarios inmediatos de este ambicioso proyecto que vinculaba indisolublemente creación artística y acción educativa debían ser los niños y jóvenes boquenses, Quinquela no concibió un museo referido exclusivamente a producciones artísticas del barrio, sino que su colección debía brindar un panorama exhaustivo del arte argentino, teniendo como una de las principales finalidades la de participar en procesos educativos tendientes a forjar un fuerte sentido de pertenencia nacional.