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Recuerdo que mis abuelos siempre estuvieron involucrados con la comunidad irlandesa. Mantenían las tradiciones más caseras de la cultura: escuchar música, preparar los platos típicos, festejar San Patricio.

Podría decirse que soy de raíz irlandesa pura, porque tanto mi abuelo paterno como el materno son de origen irlandés (y no hubo muchos matrimonios por ese lado de la familia con gente que no fuera irlandesa). Sin embargo, no sucede lo mismo con mis abuelas materna y paterna: una es Ivancic (croata venida tras la Primera Guerra Mundial) y la otra es Montenegro (española con raíces en Santiago del Estero). Así que, en realidad, la cosa es mitad y mitad. En mi caso justo, son los dos apellidos paternos y los conservo. Cuando tuve que cambiar el documento a los 16 años incorporé el apellido materno, estoy muy orgullosa de ambos.

Recuerdo que mis abuelos siempre estuvieron involucrados con la comunidad irlandesa. Ellos son de Rosario (allá también es muy importante la comunidad) y mantenían las tradiciones más caseras de la cultura: escuchar música, preparar los platos típicos, festejar San Patricio. Mi infancia tiene mucho que ver con eso, además mi abuelo fue presidente de la Asociación Católica San Patricio de esa ciudad.

Él es una fuente inagotable de anécdotas y sabiduría: siempre le gustó mucho hablar de historia y contarme de su vida, así que desde muy temprano supe de la historia familiar, por cierto, difícil. Otro tema que está presente es el periódico The Southern Cross. A mí me interesaban los diarios y esa era una lectura habitual. Cuando me decidí por estudiar Ciencias de la Comunicación muy tempranamente me dije “acá hay un lugar”, allí pude empezar a desarrollarme profesionalmente. Trabajo ahí hace diez años y pasó a ser de las principales actividades de mi vida. Es un trabajo y a la vez algo que disfruto, ir a los encuentros de irlandeses y sus reuniones.

El 17 de marzo, el día de San Patricio, esté donde esté, voy a ir vestida de verde, es la tradición y lo hacemos todos desde chiquitos. Ahora, eso sí, no tomo nada de alcohol. La comida es otro aspecto, como la torta de bodas irlandesa: hay una porción que se guarda para el primer aniversario. Me casé en 2016 y mi mamá cocinó la torta de bodas irlandesa. Lo primero que hizo fue pedirle al mozo que guarde una parte y no la sirva así quedaba para el primer aniversario. Hay pequeñas cosas que remiten a la infancia y uno no quiere que se pierdan. La conexión se magnificó cuando viajamos en familia y conocimos los pueblos de donde venían nuestros antepasados, fue realmente una experiencia emotiva y profunda.

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