





SELVA ALMADA
Villa Elisa, Entre Ríos (1973)
Esta es la primera foto que tengo. Estoy con mi mamá, en el patio del negocio de lanas de mi madrina, Aída, en el que trabajaban juntas. Era una casona antigua, en Villa Elisa, cerca de Colón. Cuando iba a trabajar, mi mamá me llevaba con ella. Siempre cuentan que yo dormía entre las madejas de lana.
“Cuando empecé a escribir, enseguida dije ‘quiero ser escritora’. Tuve la sensación de que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida”
Desde que empecé a escribir hasta que publiqué el primer libro pasaron 10 años y, hasta que le fue bien a un libro, habían pasado 20. Me llevó bastante tiempo sentirme cómoda con la idea de decir “soy escritora”. No lo sentía como un oficio. Mi relación con la escritura es extraña. Soy muy errática, no tengo una disciplina de trabajo. Si no hay un proyecto en vista puedo no escribir y no pasa nada, no siento que dejé de ser escritora o que nunca más voy a escribir, pero cuando eso sucede, que sucede de vez en cuando, pienso “si lo paso tan bien, si me divierte tanto hacer esto, ¿por qué no lo hago más seguido?”. Mis temas son siempre los mismos: la familia, las relaciones familiares… y algo que me hicieron ver los lectores es que en mis libros está muy presente el mundo del trabajo físico, del trabajo bruto, casi no hay intelectuales. Me interesa la geografía del interior. Ya sea Entre Ríos, ya sea Chaco, son lugares que están siempre.
