





LILIANA HEKER
Buenos Aires (1943)
Íbamos caminando con mi mamá por Almagro y había un fotógrafo que iba por la calle ofreciendo sus fotos. Mi mamá dijo que sí y ahí nomás posé. Fue una experiencia muy graciosa y realmente la disfruté muchísimo. Yo era tímida con los desconocidos pero a la vez muy payasa con mi pequeño núcleo familiar. Visto a la distancia, me doy cuenta de que siempre me encantó que me saquen fotos.
“Yo sentía que mi manera de existir y de jar una posición era escribiendo, pero no me planteaba ser escritora. Amaba la lectura y sentía que los escritores eran los otros”
A los 16 años entré a trabajar a la revista literaria El Grillo de Papel y fue un deslumbramiento. Ahí decidí ser escritora. A medida que pasa el tiempo uno va encontrando en su obra ciertas constantes. Me fascina escribir sobre personajes que son chicos. Siempre me interesó el conflicto del paso de los años y el miedo al fracaso. Sin duda, la voluntad, es un tema que debe haber recorrido toda mi literatura. Yo me puedo pasar dos años dándole vueltas a la idea de una novela hasta empezar a escribirla. Para mí esos son tiempos muy ricos, siento que estoy trabajando en lo mío, pero hay otros períodos que son prácticamente en blanco, y me pregunto: “¿Nunca más voy a escribir?”. Si se prolongan, me provocan un terrible desasosiego. Todo cobra sentido en el momento en que estoy escribiendo. La escritura es el eje en mi vida. Me gusta todo lo que la rodea, dar taller, trabajar con los otros… Es lo mío.
