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Fue asomarse al mundo de Quinquela y quedar atrapado. Una suerte de perfecto guión ambientado en un tiempo y geografía únicos, en un momento bisagra de la historia de nuestro país. La Boca como puerta de entrada de una incesante inmigración que poblaba los conventillos de idiomas, nuevas ideas y remotas tradiciones. Cientos de trabajadores organizados en mutuales, asociaciones y sindicatos donde proliferaban bibliotecas, academias, teatros y publicaciones. Ideales políticos, causas religiosas y el arte entremezclado en la vida cotidiana fueron el caldo de cultivo de una historia única: la de un hijo dilecto.  La parábola del niño abandonado, la del que descubre su talento entre bolsas de carbón. Un joven que no fue ajeno a las tensiones sociales de su época, que participa, se compromete. El arte lo descubre y lo reconoce, primero en su tierra, luego en el mundo. Pero él vuelve. Siempre vuelve a su barrio, al encuentro los suyos. Y cuando llega la bonanza económica ayuda a su padres y amigos, a propios y extraños. Para La Boca un derroche solidario, para él una vida austera. Tan increíble y reconocido fue su arte, como su capacidad de reunir y congregar. Un imán para las causas nobles de su barrio, en clave de encuentro, de fiesta. Quinquela vivió con sofisticada simpleza.  Su vida ilumina.

ASOCIACIÓN CIVIL RUMBO SUR

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Dirección de proyecto
Pablo José Rey

Equipo de trabajo
Raquel Cané
Carlos Iglesias
Juan Manuel Lacalle
María Lucesole
Francisca Rey Cané
Cecilia Olza
Nicolás Purdía
Mariano Simone

Desarrollo web
Magdalena Siedlecki

Fotografía
Archivo Museo Benito Quinquela Martín
Archivo General de la Nación (AGN)
Agrupación de Gente de Arte y Letras Impulso
Ateneo Popular de La Boca
Colección MOSE
Colección MUDI

Agradecimientos

Fundación Benito Quinquela Martín, Colección MOSE, Agrupación de Gente de Arte y Letras Impulso, Ateneo Popular de La Boca, Museo del Dibujo y la Ilustración. A Víctor Fernández, Sabrina Díaz Potenza, Walter Caporicci Miraglia, Yamila Valeiras, Miguel Ángel Muñoz, Graciela Silvestri, Gustavo López y Verónica Aftalión.

Este trabajo se hizo posible gracias al vasto archivo del Museo de Bellas Artes de La Boca de Artistas Argentinos Benito Quinquela Martín y su tenaz vocación por compartir el legado de su fundador.

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