
Fundada la tarde del sábado 23 de Marzo de 1940, en el estudio de Fortunato Lacámera, junto a José Luis Menghi, Pascual Ragno, Mateo Scagliarini, Antonio Carotenuto, Carlos Porteiro, Alejandro Frecero, Arturo Maresca y José Pugliese. Situado en la Vuelta de Rocha, en el primer piso del famoso caserón Cichero, en Pedro de Mendoza 2087. A la semana ya eran 30 socios, por lo que se decidió alquilar un local -en cuanto dispusieran de los fondos- como sede social para poder cumplir con los objetivos fijados en el acta fundacional: realizar exposiciones y brindar conferencias culturales, conciertos, dar clases gratuitas para la enseñanza de dibujo, pintura, artes decorativas, editar un periódico como órgano oficial de la agrupación, el mantenimiento de una biblioteca pública de arte, etc.
Cuenta José Pugliese en su libro Páginas de Historia de La Boca del Riachuelo que el grupo de artistas fundadores donaron veinte pinturas para pignorar en el Banco Municipal de Préstamos para reunir el dinero necesario para alquilar la sede de la calle Lamadrid 355 -a metros de la avenida Brown y casi debajo del Puente Nicolás Avellaneda-. Enterado Quinquela que habían recibido del banco $ 440, fiel a su hábito de filántropo pero sobre todo por su acendrado espíritu de solidaridad, se hizo socio y aportó otro tanto que permitió desahogar la situación de la novel institución y así asegurar la continuidad para establecerse con tranquilidad en su nuevo domicilio.
Impulso se fijó como objetivos la realización de ocho muestras por año, dos colectivas y seis individuales, pero la demanda de la sala y el aumento del número de socios hizo que las exposiciones fueran más cortas, con una duración de tres semanas, en las que expusieron notables artistas de todas las tendencias, como ser Benito Quinquela Martín, Miguel C. Victorica, Raúl Russo, Emilio Pettoruti, Alfredo Lázzari, Fortunato Lacámera, José D.Rosso, Raquel Forner, Emilio Centurión, Raúl Soldi, Lucio Fontana, Lino Enea Spilimbergo, Teresio Fara, Onofrio Pacenza, Juan Carlos Miraglia, Vicente Forte, Cesáreo B. de Quirós, Ramón Gómez Cornet, Juan Carlos Castagnino, Marcos Tiglio, Orlando Stagnaro, Jorge Larco, Antonio Sassone, José Luis Menghi, Aurelio V. Cincioni, Marino Pérsico, Manuel Espinosa, Juan Battle Planas, Juan Del Prete, M.Giordano La Rosa, Rafael Muñoz, Demetrio Urruchúa, Horacio Butler, Vicente Vento, Luis A.Chareun, Enrique Policastro, Ramón Columba, Alfredo Masera, Luis Ferrini, Rodolfo Castagna, Juan A.Ballester Peña y Horacio March, entre muchísimos otros.
Las actividades de Impulso estuvieron profundamente insertadas en la vida del barrio. Al final de las exposiciones y desde sus inicios, se reunían los expositores, el conferenciante, los socios y amigos en un ágape que se servía, principalmente en el bodegón de Don Ignacio Spadavecchia, que según relata José Pugliese: Se había hecho popular en la barra de Fortunato Lacámera, pues, la señora de Don Ignacio cocinaba unas albóndigas de pescado que eran un poema. Allí se colocaban los diarios del día como mantel y se esperaban los platos, cantando barcarolas y haciendo eco al grito estentóreo de José L. Menghi, que incitaba al brindis. Luego a los postres se entregaba al expositor y al conferencista de sendos “pergaminos” (NDR. Idea de Lacámera) que eran dos pequeños cuadritos pegados en un amplio passepartout firmado por todos los asistentes; junto con la orden de la “Pipa Marinera”, distinción de la entidad, ideada por el poeta Francisco J.Póliza. Aquel “pergamino” y la condecoración señalada eran blasones de honor muy apetecidos”.
María Teresa Constantín en un trabajo dedicado a la institución señala que: Los objetivos fijados en el acta fundacional – voluntad solidaria de unión de los artistas, difusión del arte en el pueblo y clases gratuitas de dibujo, pintura y artes decorativas – son “herederos de la tradición asociacionista del barrio de La Boca, en cuya base se encontraban las ideologías obreras de la época…”
Con motivo de la obtención de Miguel Victorica del Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Bellas Artes del año 1941, Impulso le realizó el 19 de octubre de ese año un gran y memorable homenaje popular, único en los anales del arte argentino, en el que participó todo el barrio e instituciones y artistas nacionales. Se iluminó la Plazoleta de los Suspiros en la Vuelta de Rocha y el frente del Club Social “Júpiter”, de cuyos balcones se transmitió música popular. Una banda de música recorrió las calles de La Boca invitando a la gente a unirse en la caminata hacia la puerta del estudio del artista en Pedro de Mendoza 2087. A las 20.30 hs., precedidos por un coche-bomba de los Bomberos Voluntarios de La Boca, un carruaje triunfal, paseó al Gran Maestro Boquense por las calles del barrio. Acompañado por Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto y Fortunato Lacámera, y rodeados a pie por los Boy Scouts, comensales, artistas, intelectuales, la banda y público en general. Luego de pasar por la sede de Impulso se culminó con un gran banquete popular realizado en los salones sociales de los Bomberos Voluntarios. En las actas de Impulso se destacó la gran colaboración prestada por el consocio Quinquela Martín para la realización de este inolvidable homenaje.
En 1943 se hace el debut editorial con “Voces” del escritor de origen calabrés y directivo de la agrupación, Antonio Porchia. Le seguirían muchos títulos.
En septiembre de 1949 la agrupación celebró su centésima exposición con una muestra conjunta de Lacámera, Quinquela Martín y Victorica. En la gran cena realizada luego de la inauguración, Quinquela le entregó a Victorica la pintoresca “Orden del tornillo”.
En febrero de 1951, al fallecer su presidente Fortunato Lacámera se envió una nota al artista Benito Quinquela Martín destacando la loable actitud asumida por éste durante la enfermedad y sepelio de Lacámera.
Finalmente bajo las presidencias de Vicente Vento y José Arcidiácono (1957/58) se logró adquirir la sede social gracias a la donación de obras que realizaron 64 artistas argentinos.
“Los destinos de Impulso y Quinquela – sostiene Víctor Fernández, director del Museo Benito Quinquela Martín – parecieran seguir derroteros similares. La vida del artista se inicia a fines del siglo XIX y consolida su condición de “mito viviente” a mediados del siglo XX, coincidiendo con los orígenes y fulgores del arte y la sociedad boquense. Al momento de morir nuestro artista insignia, casi como un reflejo, también el barrio otrora pujante entraba en un doloroso ocaso. Idéntico proceso experimentaría Impulso. Fundada en el apogeo del arte boquense, la institución fue durante décadas uno de los faros que irradiaba cultura desde el barrio. Más tarde, enormes dificultades la llevarían al borde de la disolución.
Pero si algo sabe este barrio de laburantes y artistas, es soñar y luchar. Y por eso Impulso supo renacer y brindar a los tiempos que corren ofertas culturales que honran su mejor tradición. Mientras Quinquela, venciendo al tiempo y a algunas élites culturales que se empeñaron en negarlo, se muestra cada vez más vigente y necesario”.